La poesía según...

.
Jorge Luis Borges: "La idea de la poesía como chorro de palabras es una idea del todo errónea, una idea falsa".



Mario Benedetti: "La poesía es el género en el que un escritor interviene más con su propia vida. Los otros géneros son de ficción, la poesía no".



Vicente Huidobro: "Si la verdadera poesía contiene siempre en su esencia un sentido de rebelión, es porque ella es protesta contra los límites impuestos al hombre por el hombre mismo y por la naturaleza. La poesía es la desesperación de nuestras limitaciones.”
.

El más pintado... Andrés Cascioli

.

. . . Tuve la suerte de conocer a Andrés Cascioli en estos últimos meses y disfrutar de su simpatía y generosidad. En la foto aparece junto a un Borges creado por él. Falleció el 25 de junio de 2009 a la edad de 73 años.
.
. . . Se inició en el diseño publicitario y el dibujo de historietas, dirigió agencias y títulos en esos campos. En 1972 fundó, con Oskar Blotta, la revista Satiricón y en 1978, Humor Registrado. En torno a Humor, dio vida a Ediciones de la Urraca, sello que editó más de una decena de revistas entre ellas El Péndulo, El Periodista de Buenos Aires, Humi y Fierro.
.
. . . A fines de 1980 la Biblioteca del Congreso de los EE. UU. adquirió cuatro de sus originales. En 1982 recibió por Humor el premio a la Mejor Revista Satírica del Mundo, en Italia. Ese mismo año la Asociación de Dibujantes de la Argentina lo distinguió como Caricaturista del Año.
.
. . . En 1996 creó para el Grupo de Revistas de La Nación "La Nación de los Chicos", y dos años después armó el proyecto y el equipo para la edición argentina de RollingStone. En 2001 creó y dirigió la revista El Cacerolazo, de Editorial Perfil.
.
. . . En 2005 editó La revista Humor y la dictadura, volumen que presenta las mejores páginas de esa revista legendaria en el período mencionado, y en 2006, 30 años de Humor Político, libro con su obra política entre los años 1976-2006. Su sitio web está linkeado en la columna de la izquierda, en el espació "Gente de plástica".
.

Tertulia

.
Eduardo Galeano: “Cortázar y Mario Benedetti son casos raros, son los dos escritores más generosos que conocí. Porque en el zoológico humano, los escritores habitamos la jaula de los pavos reales y cuando te encontrás con un colega y te pregunta cómo te va, vos tenés que decirle «más o menos». Porque si le decís «muy bien», en el acto el colega se va poniendo amarillo, verde, y cae desplomado con un ataque al hígado”.



Santiago Kovadloff: “Los libros que amamos no son objetos sino presencias; presencias que con el tiempo llegan a ser reliquias, brújula, consuelo”.



Mempo Giardinelli: “Yo prefiero que autores y libros me ofrezcan diversidad de casos, motivos, opiniones, sugerencias, posiciones estéticas y puntos de vista. Los prefiero en lugar de los que me ofrecen virtuosismos reiterados, recursos repetidos y hasta temáticas trajinadas, a veces, hasta el hartazgo, como si escribir cuentos se tratara de ejercitar variaciones sobre lo mismo”.



Ernesto Sabato: “Que yo sepa, escritores como Sófocles, Dante y Shakespeare no se propusieron la belleza como fin, sino el examen de nuestra condición humana, la exploración de sus abismos y límites”.
.

La literatura y el valor de las palabras


Rulfo, Sabato,
García Márquez
y Heker
.
por Agustín Gribodo
.
. . . . .
Hay quienes creen que el lenguaje es algo rígido, pero no siempre las palabras dicen lo que deberían decir. A veces el uso desajusta los significados, y los escritores –que no hacen otra cosa que crear a partir de las creaciones del pueblo– patean el tablero conceptual. Comienza así a modelarse el lenguaje como un bollo de arcilla en manos de un alfarero. La transformación es permanente.
.
. . . . .
En este artículo se muestran unos ejemplos de esas alteraciones y combinaciones sin las cuales la literatura sólo sería un cementerio de palabras clasificadas y archivadas:
.
. . .
“El sabor a podrido que viene de allá salpica la cara de Tacha...”
.
. . . . . La frase pertenece al cuento Es que somos muy pobres, de Juan Rulfo, y en primer lugar el lector se encuentra con que el sabor –que puede ser agrio, dulce o amargo– es “a podrido”. Pero la cuestión no termina ahí, pues el lector también descubre que un sabor a podrido puede “salpicarle la cara”. Lo que hace Rulfo es escribir gusto en lugar de olor; es decir, le otorga a la sensación gustativa una propiedad olfativa. También le da a ese gusto a podrido la facultad de salpicar, es decir, materializa el olor y lo transforma en agua.
.
. . . . .
En los momentos finales de la novela Sobre héroes y tumbas, cuando por la noche el protagonista Martín y el camionero Bucich orinan a un costado de la ruta, en un descanso en su viaje hacia el sur, Ernesto Sabato escribe lo siguiente:
.
. . .
“El olor cálido y acre de la orina se mezclaba con los olores del campo.”
.
. . . . .
Aquí Sabato, para describir un olor, recurre al sentido del tacto (calido) y al del gusto (acre). Es precisamente esta combinación de sensaciones, agradable la primera y desagradable la segunda, la que da una entidad diferente al olor de la orina. Y, hasta donde yo sé, no se ha encontrado una descripción literaria más precisa (breve y extensa a la vez) del olor de la orina.
.
. . . . .
Por su parte, en El coronel no tiene quien la escriba, Gabriel García Márquez deja actuar a su personaje y escribe:
.
. . .
“Octubre se había instalado en el patio. (...) el coronel volvió a sentir el mes aciago en los intestinos.”
.
. . . . .
Que un mes se instale en el patio, vaya y pase; pero que además se sienta en los intestinos, ya es cosa seria. Sin embargo, si se tienen en cuenta el clima de octubre y los malos recuerdos que ese mes traía, cualquiera con un poco de sensibilidad puede saber, sin demasiadas explicaciones, de lo que está hablando García Márquez.
.
. . . . .
En resumidas cuentas, sin esta resignificación de las palabras no habría literatura, por lo menos no en el sentido artístico que tiene para nosotros la literatura. Tampoco existiría ese corpus de metáforas populares que nutre a los escritores, esa magia que hace “llover a mares”, que “el cielo se venga abajo” o que alguien pueda “hablar hasta por los codos”.

. . . . .
Conviene aclarar que no se trata de inventarles significados a las palabras o algo por el estilo. No todos los escritores tienen el genio de crear figuras nuevas y originales. Más aún, son pocos los que logran adjetivaciones que realmente aporten algo importante.
.
. . . . .
Ejemplos del buen uso de los adjetivos pueden encontrarse en los cuentos de Jorge Luis Borges y en el ya célebre relato de Liliana Heker Un resplandor que se apagó en el mundo. En él, un muchacho que sufre el desengaño de un amor platónico se consuela con la visión de “la blanca, la inmutable, la inalcanzable cara de la luna”. Estos tres adjetivos empleados por Heker remiten, respectivamente, a la pureza, la eternidad y la utopía, todo lo que ese muchacho acababa de perder con la degradación del amor idealizado. Éste es un claro ejemplo del valor de los adjetivos y del peso de las palabras a la hora de escribir. La poesía, la narrativa, en fin, la literatura, no es otra cosa que la transformación del lenguaje en arte.
. _ _ _ _ _ _
.
La pintura que ilustra este artículo, Palabras del pensamiento, pertenece a la argentina María Cristina Fresca, de quien se puede saber más cliqueando aquí. El contenido de La literatura y... está dedicado a otro artista plástico, Franck de Las Mercedes, a propósito de una inquietud que me ha hecho llegar.
.

El más pintado... José Repiso Moyano

.

PADRE
.
Ahí está, olvidado en su recuerdo,
como el que fue decente con la tierra...
trabajando, pensando a veces cuerdo,
y a sus hijos haciendo luz sin guerra.
.
Ahí está, olvidado, de vilano,
de nada ya, de corazón perdido,
de soledad que va con su balido
ciego al crepúsculo del inhumano.
.
Que un padre significa algo muerto,
que ya un lado de Dios, casi un desierto:
la mala tarde gris de la esperanza.
.
¿Cuál es la dignidad ante el destino?...
que un padre se nos cae en el camino
y por él no se rompe ni una lanza.

.
Entre tanta cursilería con la que se pretende homenajear a los padres, se imponen poemas profundos y crudos como éste, del malagueño Repiso Moyano. Con un clic se puede conocer más de su poesía.
.
La obra que ilustra, Un par de zapatos, tiene la impronta de Van Gogh, y en ellos se percibe la dura pesadez del tiempo y el trabajo, la obstinación a lo largo de los extendidos y monótonos surcos del campo en medio del viento helado.
.

VAE VICTIS (La última Troya)

.

. . . Duele la tarea de buscar la verdad en la respuesta. Duele como la ansiedad al perro sin memoria, siempre destruyendo jardines tras el hueso enterrado, tras el alimento de ayer que hoy nos deja vergüenza de llanto frente al espejo, fastidio de tierra bajo las uñas.
. . . No es fácil escarbar en uno mismo.
.
. . . Y cuando creemos haber descubierto la última Troya, cada pulgada de certidumbre se esfuma.
. . . Hurgar en las ruinas puede dar sentido a una vida de fracasos.

. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Agustín Gribodo.-


La pintura en relieve El caballo de Troya pertenece a Pablo Ciliberti, quien ha forjado una estética inquietante, cargada de ideología y denuncia, y por ello, conmovedora en el sentido profundo del término. Con un clic, más sobre la vida y la obra de este excelente artista argentino.
.

La escritura según...

.
Ana María Shua: “Borges siempre recomendaba no ser tan precisos en los detalles del mundo actual, que cambian constantemente. Es preferible escribir en un lenguaje un poquito más neutro. El problema del envejecimiento del lenguaje coloquial se nota mucho en algunos textos de Cortázar, que han quedado muy anticuados por el uso de formas que ya no existen, que pasaron de moda”.



Jorge Luis Borges: “Cada vez que escribí sentí emoción, la emoción de mi vida. Yo creo que no se puede escribir sin emoción, sin pasión”.



Jorge Boccanera: “Escribir es una cita con el misterio, la intensidad, el silencio, el diálogo, la imaginación... Y a veces con nadie”.



Héctor Tizón: “En general escribo los fines de semana. Greene era un gran macaneador, yo lo conocí. Más que escribir, bebía repetidas y supuestas tazas de té que no contenían té. Él solía decir cosas que podían sonarle agradables a su interlocutor. No creo que nadie escriba todos los días. Puede que Vargas Llosa; allá él”.
.

Heráclito, Nietzsche y la poesía

.


Sobre el fluir del eterno retorno
.
. . . . .
Filosóficamente hablando, la idea del fluir permanente y la del eterno retorno encierran en su concepción una coincidencia: el movimiento es inevitable. Tanto Heráclito, con la transformación constante, como Nietzsche, con la repetición infinita de los ciclos, nos colocan ante una verdad inexorable: el tiempo es movimiento.
.
. . . . . Por su parte, la poesía no sólo es estética y musicalidad, también es un modo de incursionar en cuestiones no siempre asequibles a nuestra lógica humana. No en vano Nietzsche recurre a la forma poética para expresar sus ideas y Heráclito fue conocido como El Oscuro de Efeso.
.
. . . . . Los tres poemas que se transcriben a continuación son intentos de captar esa realidad no siempre tan lógica como se cree. En fin, Shakespeare lo sabía: “Hay más cosas en el cielo y en la tierra, Horacio, de las que ha soñado tu filosofía”, Hamlet (acto I, escena V). La verdad puede ser menos comprensible que la pintura surrealista de André Masson que ilustra esta nota al margen.
.
. . . . . Otra coincidencia: los tres autores de estos poemas residen en la zona oeste del Gran Buenos Aires, en la parte sur del mundo.
.
. . . . . . EL PARQUE
. . . . . . . Solos o en variados grupos, los paseantes deambulan. No los guía el azar sino un rumbo invisible de vaga procesión. Todo es sereno y afable hasta cruzar esa zona difusa donde el aire se aclara. Allí desaparecen. Pero nadie lo advierte, sólo continúan.
Quizás, en otro sitio, ellos vuelven a ser y no recuerden.

. . . . . . . Daniel Gayoso (1957), entre sus últimos libros están Los ojos inversos, La noche coral y Astillado.
.
.
. . . . . . . . . HOMBRES Y PUERTOS HAY
. . . . . . . . . . Que están ahí pero nunca se los ve
. . . . . . . . . . o que obligan a partir a quien los ame.
.
. . . . . . . . . . Distante y fría, la moneda de hielo
. . . . . . . . . . . . . . . . . siempre vuelve.
.
. . . . . . . . .
Jorge Luis López Aguilar (1950), su dos últimos libros publicados son El sueño de los cantores y Cantor secreto.

.
. . . . . . . . . TODO FLUYE
. . . . . . . . . . Un hombre entra en el río
. . . . . . . . . . Dispuesto a refutar a Heráclito
. . . . . . . . . . Trastabilla
. . . . . . . . . . Pierde pie
. . . . . . . . . . Es arrastrado por las aguas
. . . . . . . . . . Otro hombre será hallado muerto
. . . . . . . . . . en un río al que nunca entró
. . . . . . . . . . mañana
.
. . . . . . . . .
Eduardo Espósito (1956), publicó, entre otros libros, Violín en bolsa y Quilombario.
.

El cuento según...

.
Abelardo Castillo: "Para mí, y creo que para cualquiera que se disponga a escribir, es imposible pensar en un cuento si no se tiene el final. Ningún cuentista cuenta algo sin saber adónde va. En el cuento el final es esencial y el cuentista no puede dispersarse en cosas que no hacen a la anécdota central".



Ana María Shua: "Si uno se va a tomar el trabajo de leer un cuento no quiere que lo distraigan con tonterías, sino que haya cuestiones verdaderamente importantes, cuestiones de vida o muerte, como las hay en Caperucita Roja. Eso esperan los chicos y eso esperan también los grandes".



Adolfo Bioy Casares: "Tiene que haber sorpresas, pero no muy grandes como para ser increíbles. Tienen que estar preparadas, pero no como para que el lector diga: «Sabía que venía esto». Es una cuestión de tino".
.

Escritores populares vs. escritores de elite

.
Roberto Arlt, Mario Benedetti y Juan Martini
.
. . . Quizá fue Roberto Arlt quien marcó por primera vez los límites. Lo hizo en el ya famoso prólogo de su novela Los lanzallamas. Allí, el autor no sólo expuso las condiciones de necesidad y urgencia en las que debió realizar su obra literaria, sino que también fijó las diferencias entre él y “los otros”:

. . . “(...) se dice de mí que escribo mal. Es posible. De cualquier manera, no tendría dificultad en citar a numerosa gente que escribe bien y a quienes únicamente leen correctos miembros de su familia (...)”
.
. . .
Mario Benedetti –un poeta muy elogiado tras su muerte, pero menospreciado por las corrientes cultas que tildaban su poesía de sencilla– también soportó, al igual que el autor de El juguete rabioso, el poco aprecio “áulico” de su obra narrativa. Seguramente, en la óptica de las minorías selectas a las que sólo leen minorías selectas (paráfrasis de lo dicho por Arlt) no entraba la posibilidad de que muchos lectores pudieran ingresar al gran mundo de la literatura a través de los autores populares. Ladran, Sancho, podría haber dicho Benedetti antes de fijar su posición en un reportaje del año 2005:
.
. . . La tregua tiene 125 ediciones y ha sido traducida a veintitantos idiomas. En el caso de esa novela, tengo mi propia explicación: es exitosa porque trata un problema de clase media. Y la clase media existe en todos los países, en todos los idiomas. En democracias o en dictaduras. Y los lectores de todos los países son de clase media. Ése es mi público, la gente de clase media.”
.
. . .
Por su parte, Juan Martini, un escritor generacionalmente más cercano a nuestros días y cuya obra mereció elogios de Juan Carlos Onetti y Julio Cortázar, no tuvo pudor al sincerarse y hablar acerca de la puja entre escritores populares y de elite, un punto de mira desde el cual también se descubre la otra cara de la moneda: el lector. Estos conceptos fueron vertidos por Martini (http://www.juanmartini.com.ar/) en un reportaje realizado por el diario Clarín (16/4/2000), y conviene agregar que, además de haber sido editor, este autor rosarino ha escrito, entre muchas otras, las novelas La vida entera, La máquina de escribir, Puerto Apache y Colonia:
.
. . . “(...) hay que empezar a pensar que el escritor y su texto forman parte del problema. ¿No estaremos escribiendo novelas en las que el público no encuentra referentes claros y en consecuencia se desanima y deja de leerlas? La literatura argentina, que ha producido novelas maravillosas, dificilísimas de leer, ha contribuido a que el lector se aleje de las novelas. Y por otro lado, ha habido un abuso de la experimentación y la parodia en la novela argentina. Los libros que escribimos tienen pocos lectores por su naturaleza. El público está fatigado de leer novelas que no entiende. (...) me parece que tenemos que comenzar a pensar si no nos hemos creído demasiado inteligentes, demasiado geniales y que escribimos novelas maravillosas (...)”
.