Borges, Heráclito y la lectura

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. . . Cuando se relee un libro después de una década se corre el riesgo de caer en el mayor de los desencantos o quedar maravillado. En los dos casos, la sensación suele ser la misma: el libro que se tiene entre las manos no parece ser el que había sido leído años atrás. Pero, ¿es el libro lo que realmente ha cambiado?

. . . Al respecto, Jorge Luis Borges escribió en un breve ensayo sobre Bernard Shaw, incluido en Otras inquisiciones (1952):

“El libro no es un ente incomunicado: es una relación, es un eje de innumerables relaciones. Una literatura difiere de otra, ulterior o anterior, menos por el texto que por la manera de ser leída: si me fuera otorgado leer cualquier página actual –ésta, por ejemplo– como la leerán en el año dos mil, yo sabría cómo será la literatura del año dos mil.”

. . . Con estas palabras, Borges define la literatura como un fenómeno condicionado por múltiples variables, entre las cuales el lector ocuparía un rol sobresaliente. Pero esta característica no es exclusiva de la literatura. Por el contrario, es común a todas las ramas del arte, pues el hecho artístico se manifiesta, más que en sí mismo, en el espectador (o, en el caso particular de las letras, en el lector).

. . . “Nadie puede bañarse dos veces en el mismo río” es una célebre afirmación de Heráclito (a quien Borges menciona en su breve ensayo). Parafraseándola, bien podría decirse que nadie lee dos veces el mismo libro. Pero reitero la pregunta: ¿es el libro el que ha cambiado?

. . . También fue Heráclito el que dijo que “todo fluye”. Y es quizás esta aseveración la que toma Borges para considerar que el cambio más significativo no se produce en el texto sino en la manera de leer. Inevitablemente, el hombre cambia, y con él su mirada.

. . . Se puede entonces jugar con las palabras de Heráclito y decir que las aguas de un río no bañan dos veces al mismo hombre. Si esto es en parte cierto, se podría afirmar que ningún libro es leído dos veces por los mismos ojos.

Agustín Gribodo.- (Ver “Borges y el Minotauro”).

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Si todo cambia aunque yo se de algo que no , "cuando mi madre me mira a los ojos lo hace con el mismo amor de siempre" y eso me deja maravillada dia a dia

hector dijo...

Desde ese punto de vista podemos afirmar que ya en la antiguedad apreciaban la relatividad de los hechos. Por tanto los puntos de vista pueden llegar a ser tan relativos que la belleza de apreciarlos esta en el como nos impacta.

Cynthia dijo...

Felizmente no somos los mismos, felizmente nos pasan cosas buenas y malas. Felizmente crecemos.
Como podriamos leer con las mismas sensaciones, el mismo juicio,las mismas ganas?

EGO_SUM dijo...

Este texto da lugar a múltiples interpretaciones, incluso para una tesis doctoral si se quiere (un ejemplo: si entendemos la mitología como una forma de narrar lógica, está claro que hay que tener en cuenta el contexto, en el cual fue escrito el "libro" -por citar una referencia "La odisea"-).

Ahora bien, quién define lo qué es o no un clásico; pues yo coincido con Borges en que el propio lector al considerar que una obra la convierte o no en clásica en función de su capacidad de redefinirse o transformarse en algo nuevo, más allá de las "pretensiones" de la misma o de las del creador (y esa visión la otorgan los lectores)- y voy a ir incluso un poco más allá-, cada lector en particular convierte en clásico un libro...en función de lo que le pueda aportar o no, a él personalmente. Y eso es algo interporal y subjetivo. Y sigo coincidiendo con Borges en este sentido en que es más "intelectual" la labor del lector que la del propio escritor.

Para finalizar un ejemplo maravilloso de "clásico"-obviamente para mí-: "Pierre Menard, autor del Quijote".

Saludos y disculpen por el textamento.

Agustín Gribodo dijo...

Ese es el punto, Ego-Sum: es el lector quien recrea, quien reconstruye el texto. Y, como bien decís (o dices, para ser un poco menos argentino), es el lector quien define su propio corpus de clásicos. También es cierto que el tema da para una tesis.
Un abrazo, y gracias por tus aportes.

Unknown dijo...

Estoy maravillado por las sesudas elucubraciones que ha despertado esta nota que se apoya, nada menos, que en las geniales síntesis y agudeza de Borges. Aunque lo de "todo fluye", de Heráclito, es un tentempié conformista. Heráclito (habló de lo micro) logró su fama por la crítica de Parménides (habló de lo macro) a quien no entendió. De ahí que un texto sea distinto para cada ojo, porque hay distintas miopías e hipermetropías incluso en una misma persona a través del tiempo. Todos entendemos de un texto lo que alcanzamos a entender, y en la medida que crecemos, aprehendemos un poco más o advertimos algo que se nos había negado. Borges, por ejemplo, cada día escribe mejor.

Agustín Gribodo dijo...

Una vez más, gracias Ricardo por agregar un poco de luz a estas cuestiones. La última parte de tu comentario ("todos entendemos...") es una perfecta síntesis -al menos la más humana- de las diferentes lecturas que un mismo lector realiza de un mismo libro.
Un abrazo.-