EL ESCRITOR COMO OPERARIO
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. . . Si usted conociera los entretelones de la literatura, se daría cuenta de que el escritor es un señor que tiene el oficio de escribir, como otro de fabricar casas. Nada más. Lo que lo diferencia del fabricante de casas, es que los libros no son tan útiles como las casas, y después... que el fabricante de casas no es tan vanidoso como el escritor.Roberto Arlt murió en 1942 y este texto podría haber sido escrito ayer sin que por ello perdiera la actualidad que tuvo cuando lo escribió el autor de Los siete locos. Cuando hoy uno descubre tantos escritores devenidos en escribas que opinan sobre política, religión y arte culinario, no puede hacer menos que admirar la sinceridad de Arlt en el aguafuerte porteña La inutilidad de los libros, a la que pertenece el texto de esta entrada. Salud, don Roberto.
. . . En nuestros tiempos el escritor se cree el centro del mundo. Macanea a gusto. Engaña a la opinión pública, consciente o inconscientemente. No revisa sus opiniones. Cree que lo que escribió es verdad por el hecho de haberlo escrito él. Él es el centro del mundo. La gente que hasta experimenta dificultades para escribirle a la familia, cree que la mentalidad del escritor es superior a la de sus semejantes y está equivocada respecto de los libros y respecto de los autores. Todos nosotros, los que escribimos y firmamos, lo hacemos para ganarnos el puchero. Nada más. Y para ganarnos el puchero no vacilamos a veces en afirmar que lo blanco es negro y viceversa. Y, además, hasta a veces nos permitimos el cinismo de reírnos y de creernos genios...
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2 comentarios:
La belleza es doblemente bella cuando en la misma confluyen estética y sentido común.
Una maravilla, Arlt. Cabrón y jodido, pero una maravilla. Te imaginás, Agustín, si él pudiese hoy expresar aquí sus comentarios.
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