La lección

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Piedra sobre piedra;
el maestro había sido claro al respecto.
Sin embargo, ahí estaba yo una vez más
dejando la piedra sobre la nada.

Agustín Gribodo

Cuadernos del viudo

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La vida es un gran bloque de mármol en el que uno trata de encontrar la forma escondida, definitiva, única. El trabajo es pesado, y en raras ocasiones gratificante. Lo sé por experiencia: es común perder de vista la meta, esa Pietà que sólo aparece después de mucho cincelar y pulir.
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En la búsqueda, el tiempo no es algo menor. A veces es un obstáculo y hasta suele transformarse en un problema. No lo digo como si se tratara de una sentencia dramática sino como un modo de abordar lo que siento ahora, cuando sé que los días empiezan a restarme el aliento y aún no encuentro la forma definitiva en mi bloque de mármol. Pero a nadie parece importarle: por estos días el arte se ha vuelto efímero. Ya no hay quien se lastime las manos esculpiendo una vida. Todo es precario, fugaz, como esas instalaciones que adornan por un par de semanas los salones de los centros culturales.
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El arte cambia; tanto como uno al final del día, segundos antes de apagar la luz. Ni el cansancio ni el televisor pueden ocultar la soledad. La cama es como un gran salón de paredes blancas y vacías. En ese momento se puede sentir la verdad en el pecho como un gran bloque de mármol sin trabajar.
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Agustín Gribodo
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La poesía según...

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Atilio Castelpoggi: “La poesía es el refugio de una implacable desolación”.



Cesare Pavese: “Antes de ser poetas somos hombres, es decir, conciencias que tienen el deber de darse, sometiéndose a la escuela social de la experiencia, el mayor conocimiento posible”.



Joaquín Giannuzzi: “Escribir poesía es un acto de felicidad y también un tormento. Puede llegar a ser una desesperación. Si uno está satisfecho con el resultado, puede llegar a ser un estado de exaltación, como un estado de gracia”.



Gabriel Celaya: “La poesía es un arma cargada de futuro”.
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Kafka, el político

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. . . En el libro Franz Kafka: una búsqueda sin salida, publicado por Almagesto en 1993, el profesor Rodolfo Modern señala un rasgo de la obra del escritor checo que me parece digno de señalar. Dice el académico argentino:

“Las circunstancias que Kafka vuelca en su obra jamás asumen un carácter público. Muy excepcionalmente hay alusiones de tipo político, social o económico, todas atañen a su propia situación anímica o apuntan (casi siempre de un modo simultáneo) a una concepción general de la existencia y naturaleza del hombre.”

. . . Es difícil, si no imposible, restarle entidad a las palabras de Modern. Lo que desacomoda, al menos en un primer momento, es que las lecturas de la obra kafkiana siempre arrojaron analogías de carácter social y político.
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. . . Por ejemplo: La metamorfosis remite al espacio marginal que se le adjudica a quien deja de servir a la sociedad (“la cucaracha” fue, desde siempre, un símbolo ineludible). Por su parte, El proceso muestra el modelo de un Estado omnímodo que impone el terror a través de una justicia inaccesible. No menos puede decirse de El castillo, novela en la que el señor K se pierde en los vericuetos de una superestructura incomprensible para la lógica humana (puede tratarse de una red tejida por Dios, pero por qué no de una telaraña burocrática que escapa al dominio de los ciudadanos y los asfixia).
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. . . El propósito de esta Nota al margen no es desacreditar el juicio de Rodolfo Modern. Muy por el contrario, el lúcido ensayo aparecido hace ya 15 años no hace más que poner de relieve la trascendencia de Franz Kafka y, de manera rotunda, subrayar que la profundidad de una obra literaria es proporcional a la diversidad de sus lecturas. Mirado de este modo, puede decirse que Kafka, sin hacer referencia a cuestiones políticas, ha construido una de las obras más políticamente comprometidas de la historia de la literatura.

Agustín Gribodo

La más pintada... Idea Vilariño

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Dónde el sueño cumplido
y dónde el loco amor
que todos
o que algunos
siempre
tras la serena máscara
pedimos de rodillas.

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El poema se titula Dónde, y es de la reconocida poeta uruguaya Idea Vilariño, nacida en Montevideo en 1920. El dibujo (Están los que espían al amor) pertenece a Helios Buira, de la ciudad bonaerense de Moreno.
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Ambos artistas, desde sus particulares visiones, abordan la precariedad existencial del hombre.
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El cuento según...

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Horacio Quiroga: “Toma a tus personajes de la mano y llévalos firmemente hasta el final sin ver otra cosa que el camino que les trazaste. No te distraigas viendo tú lo que ellos no pueden o no les importa ver. No abuses del lector. Un cuento es una novela depurada de ripios”.



Liliana Heker: “Entre la primera idea de lo que puede ser un cuento y el texto terminado, hay todo un período de trabajo y de búsqueda”.



Mempo Giardinelli: “El cuento es un género indefinible, porque si se lo define se lo encorseta, se lo endurece. Prefiero pensar el cuento como un camino que se hace sin cesar, una acción perpetua de los seres humanos. No en vano toda la historia de la humanidad es una narración, primero oral, luego escrita”.
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El más pintado... Juan Rulfo

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"Vine a Comala porque me dijeron que acá vivía mi padre, un tal Pedro
Páramo. Mi madre me lo dijo. Y yo le prometí que vendría a verlo en cuanto ella muriera."
La visión del rostro fantasmal de Pedro Páramo pertenece al artista plástico Carlos Marini. La obra literaria es de Juan Rulfo, a quien le bastaron solamente dos libros para decir aquí estoy y aquí me quedo.
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Tertulia

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Abelardo Castillo: “Todo escritor verdadero es esencialmente un poeta. Ser poeta no significa escribir en verso, ni el puro acto mecánico de versificar garantiza la poesía”.



Haroldo Conti: “No sé si me siento libre, pero he hecho un culto de la libertad. (...) Ahora no amo la libertad en abstracto como podría hacer Vargas Llosa. Y ya entramos en el terreno político”.



Gabriel García Márquez: “El deber de los escritores no es conservar el lenguaje sino abrirle camino en la historia. Los gramáticos revientan de ira con nuestros desatinos, pero los del siglo siguiente los recogen como genialidades de la lengua”.



Eduardo Galeano: “El lector no es pasivo nunca. Cuando es verdadero, el lector crea contigo; es un diálogo que después convierte el libro en cosa de él, ya no tuya. El libro deja de pertenecerte y se incorpora al que lo lee, y dentro del que lo lee se va convirtiendo en otra cosa”.



Roberto Fontanarrosa: “Cuando estoy entre futbolistas, entre técnicos, entre periodistas deportivos, es como que estoy al tanto de todo lo que se habla, y no me ocurre lo mismo con los escritores”.
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Gutenberg, la Biblia y el calefón

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por Agustín Gribodo
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.....Primero fue la plancha de barro. Después aparecieron el rollo de papiro y el pergamino hecho con pieles de animales. Por último, se creó el códice, un sándwich de madera con páginas manuscritas en su interior, variante que en realidad fue la más próxima al libro hasta la aparición de la Biblia de Johann Gutenberg, acontecimiento que marcó el inicio de la modernidad.
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.....No son pocos los que consideran que la imprenta y el libro fueron los puntos de partida para la democratización de la cultura. Pero ¿era eso lo que se buscaba? ¿Se puede pensar que Gutenberg persiguió como fin la igualdad de los hombres ante la palabra impresa? Dejando de lado a los románticos de siempre, vamos a ser honestos y decir que se trató simplemente de un emprendimiento comercial. En todo caso podría aceptarse que el efecto democratizador, más casual que buscado, se cristalizó con la posterior divulgación del conocimiento.
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.....Sin embargo, no todas fueron rosas. La consecuencia inmediata que trajo la aparición del libro fue el desempleo de miles de copistas al servicio de la Iglesia, institución en la que residía el poder y la autoridad de censura. No hay que olvidar que en las abadías y los monasterios se custodiaban con celo oscurantista los logros del intelecto humano. En fin, el progreso siempre tiene su contrapartida; si no, que les pregunten a los obreros que sucumbieron ante la robotización de las fábricas.
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.....Pero volviendo al asunto que nos interesa, si decimos que Gutenberg no soñaba con ser un benefactor de la humanidad es porque él sabía perfectamente que, con imprenta o sin ella, por aquellos siglos se estaba lejos de lograr una democratización de la cultura. El obstáculo principal era el escaso nivel de alfabetización. Muchos dirán con razón: “Bueno, hombre, pero eso ya quedó en la historia; gracias a la imprenta hoy casi todos sabemos leer y escribir”. Así es, sólo un necio podría negarlo. Aunque cabe preguntarse si realmente la cultura está democratizada. Y en todo caso, indagar acerca de si esa alfabetización extendida no es otra cosa que una fachada de cartón, como las que se ven en los estudios de cine.
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.....La cultura no se concibe sino a través de su pleno ejercicio. El primer rasgo cultural del hombre es el reconocimiento de su persona en relación con lo que lo rodea. El segundo, la elaboración del juicio que resulta de esa relación y, en consecuencia, el establecimiento de patrones de pensamiento y de conducta.
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.....El libre albedrío es imposible en una sociedad en donde la alienación mediática y la saturación informativa condicionan nuestra capacidad de juzgar. Que no nos confundan: para acceder a la cultura no basta con leer y escribir, hace falta algo más. No sea cuestión de que terminemos por creer que la Biblia y el calefón son la misma cosa.
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La novela según...

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Abelardo Castillo: “La novela es un género sin leyes propias donde coexisten todos los géneros”.



Ernesto Sabato: “Todos los personajes de una novela representan, de alguna manera, a su creador. Pero todos, de alguna manera, lo traicionan”.



Juan Sasturain: “He escrito los policiales, por ejemplo, tanto «El manual de perdedores» como «Arena en los zapatos» o «Los sentidos del agua», y he cometido el pecado de empezar la novela sin saber cómo seguía. Han aparecido cadáveres y yo no sabía quién los había matado”.
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La escritura según...

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Charles Baudelaire: “Para escribir rápido hay que haber pensado mucho; haber llevado consigo un tema en el paseo, en el baño, en el restaurante, y casi en la casa de la querida. (...) Cubrir una tela no es cargarla de colores, es esbozar de modo liviano, disponer las masas en tono ligero y transparente. La tela debe estar cubierta –en espíritu– en el momento en que el escritor toma la pluma para escribir el título”.



Cesare Pavese: “Escuchar y aceptarse a sí mismo no quiere decir debatirse en charlas sino atender a su propio oficio, sabiéndolo un oficio, humillándose en ello, produciendo valores. El zapatero hace zapatos y el albañil casas, y cuanto menos hablan del modo de hacerlo, mejor trabajan”.



Roberto Arlt: “Crearemos nuestra literatura no conversando continuamente de literatura, sino escribiendo en orgullosa soledad libros que encierren la violencia de un cross a la mandíbula. Sí, un libro tras otro, y que los eunucos bufen”.
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El más pintado... Borges

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Jorge Luis Borges, por Huadi

El autor de Ficciones, en la particular visión de uno de los más destacados ilustradores argentinos.
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La poesía según...

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Juan José Hernández: “No ignoro que en nuestro tiempo la poesía es un género menospreciado. Sin embargo, los poetas fueron los padres del lenguaje. La poesía es anterior a la escritura, y recuerda que alguna vez fue celebración y canto”.



Jorge Boccanera: “La poesía es el reportaje más a fondo que se le puede hacer a la realidad. Y ahí incluyo el misterio. La poesía es como un viaje –no estoy hablando de un viaje turístico– en el que uno sabe de dónde sale, pero no adónde va a llegar”.



Abelardo Castillo: “La poesía no es una manera de escribir, es más bien un modo de vivir, de percibir el mundo”.
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La escritura según...

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Julio Cortázar: “Pienso que el tema importa necesariamente. Aunque a mí no me gusta hablar de temas; prefiero hablar de bloques. Repentinamente hay un conjunto, un punto de partida. Hice muchos de mis cuentos sin saber cómo iban a terminar, de la misma manera que no sabía lo que había en la popa del barco de Los premios, y eso vale para todo lo que he escrito”.



Abelardo Castillo: “¿Cómo tomarse en serio al escribir teatro, por ejemplo, si se piensa que ya escribió Shakespeare o que existieron los trágicos griegos? Mejor conservar la calma, escribir lo que se pueda, y después, lo que opinen de vos o lo que llegues a ser, ya lo decidirá el tiempo”.



Joaquín Giannuzzi: “¿Para qué uno escribe? Bueno, para no morirse; porque le da la gana”.
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